GUIL, escultora prolífica de obras monumentales, viste los espacios públicos de luz y de color, distinguiéndose en su arte, por integrar ciertas leyes físicas que propagan la luz en la concepción de sus obras. Ella juega con talento y generosidad, una abstracción geométrica lineal, de policromía impresionista, de temporalidad dinámica entre sombras y luces mediterráneas.
Hélène Perroud
Periodista y Presidenta de la Fundación «TALENTUEUSES» en Paris.
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Nacida en Almería en 1959, Mª Ángeles Lázaro Guil ha vivido y trabajado en México, Israel, Italia, Francia y España, donde reside actualmente. Es en la capital mexicana donde la joven se convierte en asistente del taller de maquetas del geometrista Mathías Goerit, tras cursar estudios de artes plásticas, cerámica y galvanoplastia en la EAG (Escuela de Arte de Granada), entre 1971 y 1979, de Bellas Artes en la Universidad de Sevilla y Urbanismo en la ‘UNAM de México DF, entre 1980 y 1986. Trabajando principalmente en el campo de la escultura pública y la instalación en espacios al aire libre, tiene predilección por la geometría emocional abstracta. Se inspira de la propia naturaleza, que explora matemáticamente y la transforma con el deseo de subvertir sus formas aparentes, las del imaginario humano y la noción de proporción de la escultura. Pertenece a las vanguardias de la primera mitad del s. XX. en Andalucía, donde inicia su diálogo íntimo con la obra de arte público, sin cierres doctrinales ni convenciones, alejándose del circuito comercial de las galerías de arte.
Con el nuevo siglo, GUIL no muestra mucho interés en cuestiones de la naturaleza humana y se centra en el color, las formas fractales de la flora y la fauna o cualquier otro elemento natural estrechamente relacionado con aspectos del entorno, como el contexto formal, político, histórico o social de la gestión medioambiental. Sus obras encarnan el vínculo entre materia y sensibilidad, como en sus enormes esculturas italianas “Luce” del Palacio de Justicia de Gela, de 2011, donde es fácil apreciar la flexibilidad con la que desaparece el material escultórico y aparecen las líneas de colores dibujadas en el espacio, sobre todo si observamos el conjunto escultórico a lo lejos o durante la noche. En sus obras francesas “L’envol” y “Cube des dinosaures” de 2014, crece el principio de orden, estructura y significado de la naturaleza. La artista GUIL, tan natural, me dice: “No existe una frontera creativa entre la abstracción geométrica y el figurativismo más elaborado, ya que cada cuerpo recreado en el arte pertenece a un orden exacto de coordenadas y puntos en el espacio vital de la naturaleza”. Con estas afirmaciones podemos corroborar que la realidad creativa puede ser más rica y compleja de lo estereotipado, en lo clásico y lo contemporáneo. El arte es un inquietante territorio de libertad.
Considerada la escultora de arte público más productiva de Andalucía, ha recibido numerosos premios en concursos de Arte Público nacionales e internacionales, entre ellos el Premio de Artistas Jóvenes “Fundación Robles Pozo” en Granada (1977), la Biblioteca “Fondo Ganzenhoef para el Arte Público” en Amsterdam (1983), premio y medalla de “La Real Academia de Bellas Artes ” (1987), premio internacional “Ministerio de Asuntos Exteriores de España” (1993) y un total de 23 premios más de Escultura Pública y Arquitectura Singular (desde 1988 hasta 2016). Entre sus obras itinerantes más destacadas, encontramos “Au Ritmo del Flamenco “, expuesta en Marruecos (2013) frente a la Mezquita Hassan II de Casablanca y la instalación Land-Art Community “Un continente sin amor y estamos hablando de África”, que recorre 600 metros de sendero en Sierra Nevada, junto a las Minas de Santa Constanza, en 2015-2016.
Juan Manuel Gómez Segade, 2016.
Crítico e historiador de arte.
Anotaciones de arte español para Francisco Calvo Serraller “A fuego y cristal”.
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